En este momento los precios de los inmuebles han subido de manera importante (en el comparativo histórico de los últimos 10 años) debido al aumento de algunos de los costos directos de construcción pero en especial por el acelerado crecimiento de los precios del suelo.

Es evidente que en los últimos cinco años el precio de los inmuebles ha aumentado por encima del incremento de los ingresos de los hogares. Sin embargo, la diferencia entre estos dos indicadores esta por debajo de los niveles que se tuvieron en la segunda mitad de la década de los noventa.

Por otra parte, el incremento de precios de la vivienda ha sido contrarrestado, en parte, para los nuevos compradores, por unos niveles muy bajos de tasas de interés (inclusive en algunos casos con subsidio) que permiten a los adquirientes endeudarse y pagar cuotas mensuales bajas (están por debajo de los cánones de arrendamiento) que pueden ser cubiertas con los ingresos que tienen.
Lo anterior se corrobora por el comportamiento de la cartera hipotecaria que sigue teniendo un muy buen comportamiento pues, presenta un bajo porcentaje de morosidad.

Ahora bien, los cánones de arrendamiento para vivienda se sitúan en niveles relativamente bajos pues están representando (en promedio) el 5% del valor comercial de los inmuebles.